sábado, 29 de diciembre de 2012

Los seis Jizo y los sombreros de Paja


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Erase una vez un abuelito y una abuelita. El abuelito se ganaba la vida haciendo sombreros de paja. Los dos vivían pobremente, y un año, al llegar el día de nochevieja, no tenían dinero para comprar el mochi con que se celebra el Año Nuevo. Entonces, el abuelito decidió ir al pueblo y vender unos sombreros de paja. Cogió cinco, se los puso sobre la espalda, y empezó a caminar al pueblo.
El pueblo caía bastante lejos de su casita, y el abuelito se pasó todo el día cruzando campos hasta que por fin llegó. Ya allí, se puso a pregonar:
” ¡Sombreros de paja, bonitos sombreros de paja! ¿Quién quiere sombreros?”
Y mira que había bastante gente de compras, para pescado, para vino y para mochi, pero, como no se sale de casa el día de Año Nuevo, pues, a nadie le hacía falta un sombrero. Se acabó el día y el pobrecito no vendió ni un solo sombrero. Empezó a volver a casa, sin dinero para comprar el mochi.
Al salir del pueblo, comenzó a nevar. El abuelito se sentía muy cansado y muy frío al cruzar por los campos cubiertos de nieve. De repente se fijó en unos Jizô, estatuas de piedra representando unos dioses japoneses. Había seis Jizô, con las cabezas cubiertas de nieve y carámbanos colgando de sus caras.
El viejecito, que tenía buen corazón, pensó que los pobrecitos Jizô debían tener frío. Les quitó la nieve, y uno tras uno les puso los sombreros de paja que no había podido vender, diciendo:
” Son solamente unos sombreros de paja pero, por favor, acéptenlos…”
Pero solo tenia cinco sombreros, y los Jizô eran seis. Al faltarle un sombrero, al último Jizo el viejecito le dio su propio sombrero, diciendo:
“Discúlpeme, por favor, por darle un sombrero tan viejo .”
Y cuando acabó, siguió por entre la nieve hacia su casa.
El abuelito llegó a casa cubierto de nieve. Cuando la abuelita le vio así, sin sombrero ni nada, le pregunto qué había paso. El le explicó lo que ocurrido ese día, que no pudo vender los sombreros, que se sintió muy triste al ver esos Jizô cubiertos de nieve, y que como eran seis tuvo que darles su propio sombrero.
Al oír esto, la abuelita se alegró de tener un marido tan cariñoso:
“Hiciste bien. Aunque seamos pobres, tenemos una casita caliente y ellos no.”
El abuelito, como tenía frío, se sentó al lado del fuego mientras la abuelita preparó la cena. Como no tenían mochi, ya que abuelito no pudo vender los sombreros de paja, comieron solamente arroz y unos vegetales en vinagre y se fueron a cama tempranito.
A media noche, el abuelito y la abuelita fueron despertados por el sonido de alguien cantando. Primero, las voces sonaban lejos, pero iban acercándose a la casa y cantaban:
“¡Abuelito dio sus sombreros
A los Jizô todos enteros
vamos, a su casa, vamos!”
El abuelito y la abuelita estaban sorprendidos, aún más cuando oyeron un gran ruido, y corrieron para ver lo que era, y vaya sorpresa se llevaron al abrir la puerta.
Paquetes y paquetes montados uno sobre otro, y llenos de arroz, vino, mochi, decoraciones para el Nuevo Año, mantas y quimonos bien calientes, y muchas otras cosas. Al buscar quien les había traído todo esto, vieron a los seis Jizos, alejándose con los sombreros de abuelito puestos. Los Jizô, en reconocimiento de la bondad del abuelito, les habían traído estos regalos para que los abuelitos tuvieran un prospero Nuevo Año.

martes, 6 de noviembre de 2012

Y proverbios tambien .....


La oscuridad reina a los pies del faro”. 

Molinos para cupcakes 


Quizás en vez de el faro sea los molinos...no?



viernes, 2 de noviembre de 2012

Amemasu dios del mar


O - Amemasu

En tiempos dificiles para Japon, luego de terremotos, tsunamis, que han devastado una gran cantidad de poblaciones, esta es la historia de Amemasu, o OAmemasu, quien para los Ainu es el Yokai responsable de todos los tsunamis y terremotos que los aflijen.

Cuenta una historia Ainu, que cierto dia, hace miles de años, un ciervo estaba bebiendo agua del lago una vez llamado Mashu. Amemasu (una especie de Yokai-ballena) salio del agua para alimentarse de este ciervo, engulliendo al ciervo sin dijerir.
El ciervo, dentro del estomago de Amemasu, lloro unas lagrimas tan puras que perforo el estomago del Yokai, dejandolo en libertad y matando a Amemasu en el lago, que desemboca en el mar Pacifico.
Un pajaro, que por alli pasaba vio el desastre que estaba a punto de suceder con su enorme cuerpo bloqueando la corriente de las aguas de Japon, y volo a las aldeas mas cercanas para avisarles a los pobladores.
La aldea de los Ainu, corrio a refugiarse a terrenos altos, ya sea montañas, montes, etc... Mientras que las demas aldeas no le creyeron al pajaro y fueron a investigar.
Cuenta la leyenda que al ver a Amemasu, los habitantes que decidieron investigar lo que el pajaro les habia contado, se comieron a amemasu, sin guardar respeto por su cuerpo.
Al comerse el cuerpo que bloqueaba las aguas, se liberaron todas las aguas que rodeaban a Japon de una forma estrepitosa, destruyendo todas las aldeas cercanas, y matando a todos los que le faltaron el respeto al cadaver de Amemasu, dios de las aguas.
Los Ainus, pueblo que perduro en la historia japonesa durante millones de años cuentan que cada vez que un tsunami afecta a la isla de Japon, tiene que ver con la ira de Amemasu, dios de las aguas japonesas, en venganza de atroces crimenes contra los animales maritimos.




Hoy, luego de varios Tsunamis y terremotos en la isla de japon, los Ainu continuan habitando suelo japones, respetando la memoria del dios O-Amemasu, siendo la unica aldea, nunca afectada por un Tsunami.


PD: la imagen de hoy no tiene nada que ver con la leyenda.... perdón! 

sábado, 27 de octubre de 2012

“Tanabata” una leyenda de amor y de estrellas





 Había una vez un Rey, el Rey Celestial Tentei, que tenía una hija, Orihime.
Ella era la mejor tejedora de todo el reino y sus telas eran espléndidas, cosa que siempre complacía a su padre.
El Rey Tentei, tenía el poder de controlar el clima, que siempre era limpio y despejado, mientras estuviera complacido, mientras que cuando se enfadaba, el cielo se encapotaba y llovía.
Orihime siempre trabajaba duramente día tras día para tenerlas listas, siempre a orillas del río Amanogawa. Pero la Princesa siempre estaba triste, ya que, como trabajaba tanto, nunca podría conocer a alguien de quien enamorarse.
Preocupado por ella, el Rey Tentei, concretó un encuentro entre ella y Hikoboshi, un pastor que vivía al otro lado del Amanogawa.
Cuando los dos se conocieron, se enamoraron al instante y al poco tiempo se casaron. Pero una vez casados, ambos empezaron a descuidar sus tareas para estar juntos, hasta que Orihime dejó de tejer para el Rey Tentei e Hikoboshi se olvidó de su rebaño, que se desperdigó por el campo.
El Rey Tentei, furioso, ordenó separarlos, cada uno a un lado del Amanogawa, prohibiéndoles volver a verse. Orihine lloraba desconsolada la pérdida de su marido y rogaba a su padre que les permitiera verse al menos una vez más. Las lágrimas de su hija consiguieron ablandar el corazón del Rey Tentei y permitió que los amantes se vieran una vez al año, el séptimo día del séptimo mes, siempre y cuando ambos hubieran completado sus tareas.
Ambos esperaron el día señalado, trabajando duro para tener todo terminado; más, la primera vez que intentaron verse, se dieron cuenta de que no podían estar juntos, ya que no había puente por donde cruzar el río y el barquero mágico de la luna no podía ayudarles.
Nuevamente Orihine lloró desconsolada por no poder estar cerca de su amado, entonces una bandada de urracas que pasaba cerca se apiadó de ellos y con sus alas formaron un puente para que pudieran abrazarse. Las urracas prometieron volver cada año para formar el puente, siempre y cuando no lloviera.


Orihime, La princesa tejedora, Vega. 
Tentei, Rey Celestial.
Amanogawa, La Vía Láctea. 
Hikoboshi, Pastor de las Estrellas, Altair





domingo, 14 de octubre de 2012

LA LEYENDA DEL PESCADOR URASHIMA



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Urashima vivió, hace cientos y cientos de años, en una de las islas situadas al oeste del archipiélago japonés. Era el único hijo de un matrimonio de pescadores. Una red y una barcaza constituían toda su fortuna. Sin embargo, el matrimonio veía compensada su pobreza con la bondad de su hijo Urashima. Y sucedió que cierto día el muchacho caminaba por una de las calles de la aldea, cuando de pronto vio a unos cuantos niños que maltrataban a una enorme tortuga. De seguir de aquel modo mucho tiempo hubieran acabado por matarla y Urashima decidió impedirlo. Se dirigió a los chicos, y, reprendiéndoles por su mala acción, les quitó la tortuga. Cuando la tuvo en sus manos pensó dejarla en libertad y para ello fue hacía la playa. Una vez allí la llevó a la orilla y la dejó en el mar. Vio como la tortuga se alejaba poco a poco y cuando la perdió de vista Urashima regresó a su casa orgulloso de haberla salvado. Sentía una gran satisfacción por haber librado al animal de sus pequeños verdugos. Transcurrió algún tiempo desde aquel día. Una mañana, el muchacho se fue a pescar. Tomó el camino que conducía a la playa y cuando llegó puso la barca en el agua, se montó en ella y remó mar adentro. Llevaba largo rato remando y por momentos perdió de vista la orilla; decidió echar al agua su red y cuando tiró para sacarla hacia fuera notó que le pesaba más que de costumbre. Cuando logró levantarla, con gran sorpresa, vio que dentro de la red estaba la tortuga que él mismo echó al mar, la cual, dirigiéndose a él, le dijo que el rey de los mares, que había visto su buen corazón, la enviaba para conducirle a su palacio y casarle con su hija, la princesa Otohime. A Urashima le entusiasmaban las aventuras y accedió muy gustoso, aunque la incertidumbre no dejaba de merodearle en su cabeza. Juntos, la tortuga y Urashima, se fueron mar adentro hasta que llegaron a Riugú, la ciudad del reino del mar. Era maravillosa. Sus casas eran de esmeralda y los tejidos de oro; el suelo estaba cubierto de perlas y grandes árboles de coral que daban sombra a los jardines; sus hojas eran de nácar y sus frutos de las más bellas pedrerías. Hacia los asombrados ojos de Urashima, avanzaba una hermosísima doncella: era Otohime, la hija del rey del mar. Le recibió como a un esposo y juntos vivieron varios días en una completa felicidad. Todos colmaban al pescador de toda clase de atenciones, y entre tanta delicia, Urashima no sintió que el tiempo pasaba. No podía precisar desde cuándo estaba allí. ¿Para qué iba a querer saberlo? No debía importarle. La vida en aquel maravilloso lugar le parecía inmejorable; nunca pudo soñar nada semejante. Y cuanto más feliz estaba,  un día se acordó de sus padres. ¿Qué sería de ellos? Sin duda sufrirían mucho sin saber lo que había sido de él. Y desde aquel momento la tristeza se apoderó de todo su ser. Nada lograba distraerle; ya no encontraba aquel lugar tan encantador y hasta le pareció menos bello. Sólo deseaba una cosa: volver junto a sus queridos padres. Y así se lo comunicó una mañana a su esposa, cuando ésta procuraba por todos los medios averiguar la causa de su pena. Al decirle Urashima lo que quería, Otohime se entristeció; procuró convencerle de que se quedara junto a ella, pero nada cambió su decisión, ni siquiera el amor que ambos habían cultivado juntos todo ese largo tiempo. El pescador estaba firme en su propósito. Así, pues, Otohime prometió devolverle a la aldea y con un lucido cortejo le acompañó hasta la playa. Cuando al fin llegaron, la princesa entregó a Urashima una pequeña caja de laca, atada con un cordón de seda. Le recomendó que, si quería volver a verla, nunca la abriese. Después se despidió de él y con su acompañamiento se internó en el mar. Pronto Urashima la perdió de vista. Con la cajita en sus manos, miraba fijamente a las aguas. Así estuvo algún tiempo. Cuando llego a la playa la  recorrió con la esperanza de ver de nuevo a su padres. De nuevo estaba en su pueblecito. Las mismas arenas, las rocas de siempre, el mismo sitio donde de pequeño tantas veces había ido a jugar. Le parecía que su vida en la cuidad del mar había sido un sueño. "¡Qué lejos todo aquello!" pensó. Entonces encaminó sus pasos hacia su casa, pero cuando entró en la aldea no supo por dónde ir. La encontraba completamente cambiada, no la reconocía. Las casas eran más grandes que antaño, con tejados de pizarra que sustituían a los de paja, todo era diferente. La gente se vestía con vistosos quimonos bordados. Parecía otro lugar. Y, sin embargo, era su pueblo, estaba convencido de ello. La misma playa, las mismas montañas, sólo las casas y la gente habían cambiado. Entonces decidió preguntar a unos muchachos dónde se encontraba la casa del pescador Urashima, puesto que éste era también el nombre de su padre. Los muchachos no supieron responderle, no conocían a tal pescador. Entró en un comercio e hizo la misma pregunta al dueño, pero éste le dijo lo mismo que los chicos, "nunca habían oído hablar de tal pescador". Entonces pensó que quizas no era su pueblo. Al pasar por allí un hombre que debía de tener muchos años y escuchar la conversación, dijo con voz tenue que él sabía mil historietas antiguas del pueblo y conocía las vidas de sus antiguos habitantes. Urashima se dirigió a él, por indicación del dueño de la tienda y le preguntó dónde estaba la casa del pescador Urashima. El viejo no contestó, se quedó un momento pensativo, y al cabo de un rato reaccionó diciendo. -Casi lo había olvidado, hijo. Han pasado más de cien años desde que murió el matrimonio. Su único hijo, cuenta la leyenda, un día salió a pescar y que a partir de entonces nadie volvió a saber lo que le sucedió al pequeño. Urashima empezó a comprender. Mientras vivió en la ciudad del mar había perdido la noción del tiempo. Lo que le habían parecido sólo unos cuantos días en realidad habían sido más de cien años. No supo qué hacer. Se encontraba completamente solo en un pueblo que, aunque era el suyo, le era total y en absoluto extraño. Entonces se dirigió a la playa de nuevo, añoraba, ahora, y comprendía, entonces, el poco amor que le quedó por descubrir y prometió volver al encuentro con la princesa Otohime. Pero pensó "¿Cómo puedo llegar hasta ella?" En su precipitación por ver a sus padres olvidó cuándo se despidieron  preguntarle de qué medio se valdría para volver a verla. Y de pronto recordó la cajita que tenía entre sus manos. Se olvidó de que no debía abrirla y pensó que haciéndolo quizá pudiera ir junto a Otohime. Desató sus cordones y la destapó, abriéndola por completo. Al instante salió de ella una nubecilla que se fué elevando, elevando, hasta perderse de vista. En vano Urashima intentó alcanzarla. Entonces recordó la recomendación de la princesa, su atolondramiento le había dejado en blanco. Ya no volvería a verla. Sintió, pues, que sus fuerzas le abandonaban, que sus cabellos encanecían, que su rostro se marcaba de innumerables arrugas, haciendo de su piel una suave tela; su corazón cesó poco a poco hasta que dejó de latir, hasta que al fin cayó al suelo precipitadamente, con la mirada perdida en el firmamento. Cuando a la mañana siguiente fueron los muchachos a bañarse, vieron tendido en la arena a un hombre decrépito, sin vida. Era Urashima que había muerto de viejo. 


domingo, 7 de octubre de 2012

Mariposas.....


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Leyenda de La Mariposa Blanca....

Un anciano llamado Takahama vivían en una casita detrás del cementerio del templo de Sozanji, él era extremadamente amable y querido por sus vecinos, aunque la mayoría de ellos lo consideraban un poco loco, ya que su locura al parecer se basaba en el hecho de que nunca se había casado o tenido contacto íntimo con una mujer.
Un día de verano se puso muy enfermo, tan enfermo que envió en busca de su hermana y su hijo, ambos llegaron e hicieron todo lo posible para brindarle comodidad durante sus últimas horas, pero mientras observaban a Takahamaque se quedaba dormido, una gran mariposa blanca voló en la habitación y se apoyó en la almohada del anciano.
El hijo trató de alejarla con un ventilador, pero regresó tres veces, como si resisten a dejar a la víctima, luego la mariposa perseguida por el niño se alejo el jardín y de allí al cementerio, para posarse sobre la tumba de una mujer y luego desaparecer misteriosamente.
Al examinar la tumba del joven leyó el nombre de "Akiko" escrito en ella, junto con una descripción que narraba cómo había muerto cuando tenía dieciocho años y a pesar de que la tumba estaba cubierta de musgo ya que tenía cincuenta años, el muchacho observó que estaba rodeada de flores.
Cuando el joven regresó a la casa se encontró con que Takahama había fallecido, se dirigió a su madre y le contó lo que había visto en el cementerio, "Akiko?" murmuró su madre y le dijo; "cuando su tío era joven se iba a desposar con ella, pero Akiko murió de tuberculosis poco antes de su boda, por ello su tío nunca quiso casarse y decidió vivir siempre cerca de su tumba”.
Durante todos estos años se había mantenido fiel a su voto, manteniendo en su corazón todos los dulces recuerdos de su único amor, por ello cada día Takahama fue al cementerio y oraba por su felicidad, dejando flores en su tumba, pero cuando Takahama enfermó y ya no podía realizar su  tarea amorosa, Akiko en forma de una mariposa blanca se hacia presente para acompañarlo y ahora han vuelto a reunirse, para estar juntos por toda la eternidad.




Mariposas de colores para poner en macetas o floreros o como souvenirs, diferentes colores, 3 diferentes modelos.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Una super presentación .......

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De Lila, para Lula


"…vos tengas ganas de hacer una introducción a este nuevo blog , algo como un regalo de Lila para Lula "




y esas son las palabras, que hacen , que hoy Lila presente el nuevo blog de Lula. Ciertamente, me engancho!!! 



Como llegué en su momento a su blog, como siempre es un misterio. Como me quede en el, lo es aun más. Porque por ese entonces, era negro, oscuro casi lúgubre les digo……..seguro fue que hablaba de sus hijos con una soltura poco usual, o mostraba una mega costura, que para una inútil en el tema, eran un placer.



De ahí, a verla personalmente, no paso mucho tiempo, y caramba, esa persona dark, era un bombón lleno de tatuajes, que mas que hacerla dura, la mostraban como alguien sumamente amante del buen arte, jamás……..nunca voy a ver mejores tattoo que los que tiene esta mujer!!!! 



La cuestión que ahí estaba Lula, con un casi cartel que rezaba ANTISOCIAL…..pero ese cartel estaba bordado en un gatito costurero adorable!……..y su locuacidad y ocurrencias mantuvo a todas las demás asombrándose y riéndose a mas no poder ….después mil mensajitos, face, bb y todo sistema que permita comunicarse 



No voy a contarles de los miles mensajitos que nos enviamos, ella en el colectivo, yo en La Pampa...relatando y palpitando las clases de ORIGAMI, lo que sufrió por dejar a sus niñitos…y de su encantamiento cuando salió de ese curso, y empezó a mandarme mensajes con nuevas palabras, o en su blog, distintas historias??? No, (no se llaman así)……bueh eso, como se llamen, y descubrir que doblar papel no es eso, doblar papel, es un mundo, un aire fresco…….es recrear una historia, es transitar con cada dobles la posibilidad de algo nuevo, diferente, lleno de amor, de calidez……..y justo ahí, en ese momento, es claro que aparece LULA en todo su esplendor, porque no hay nada que no sea mas autentico….si vez las grullas, adivinas sus noches insomnes queriendo, tal vez, volar…….o en sus corazones, no es difícil imaginarla con la mesa repleta de papelitos y en la punta sus hijos tomando la leche, o haciendo esos comentarios dignos de la mejor niñez……..o en los farolitos, sus idas y vueltas entre ser dura, o ser miel.



Así fue que nació EL SECRETO DE TU GRULLA…….porque lamentablemente el “secreto de tì, Lula”, ya fue develado……ahora no queda mas que sorprenderse con tanto amor, tanta pasión, con los pequeños dobleces que pueden cambiar tu día……o tal vez, porque no? Tu vida…bueno aquí me despido  las dejo con un nuevo blog... no queda mas que sorprendernos con tanta hermosura y empezar a pensar en que rincón de nuestra casa ,lo vamos a lucir...........



Adhianchi 







Y yo lloro..........Y lloro de alegría de que este mundo blogger me haya dado tanta grandiosa gente...